Propuesta de mejora para elaborar insecticidas orgánicos en una comercializadora y productora de granos y hortalizas en Valle de Santiago, México

Fecha
2020
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Editor
Universidad Iberoamericana León
Resumen
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 2016), menciona que la producción agrícola es esencial para la alimentación y salud de la sociedad; para ello se requiere de una agricultura responsable con prácticas seguras y con una visión de mejora continua en las actividades y los avances tecnológicos para su desarrollo. Los polinizadores juegan un papel crucial en la producción agrícola y en el equilibrio para lograr la supervivencia humana, sin embargo, estos insectos corren peligro (comunicación personal, 2020). Según la FAO (2018), menciona que más del 75% de los cultivos alimenticios globales dependen en cierta medida de la polinización; ya que las abejas, mariposas, pájaros, polillas, escarabajos e incluso murciélagos, ayudan a que las plantas se reproduzcan; las frutas y las hortalizas son los retoños de las plantas; ya que las semillas, frutas y algunas hortalizas tienen su origen en una planta que ha sido previamente polinizada. Además, enfatiza que, las abejas y mariposas han disminuido de manera preocupante por las inadecuadas prácticas agrícolas, plaguicidas (insecticidas neonicotinoides), enfermedades, plagas y el cambio climático. El 35% de las abejas y mariposas se encuentran en peligro de extinción a nivel mundial. En la agricultura, existen prácticas indispensables para el desarrollo y manejo de los cultivos, refiriendo el uso de insecticidas neonicotinoides, según Metcalf & Flint (1979), son aquellas sustancias u organismos dañinos para el cultivo matando insectos por medio de su acción químico, físico o biológico. Douglas & Tooker (2015) mencionan, que los insecticidas neonicotinoides tuvieron su primera comercialización en los años 90, de esa época a la actualidad, su uso ha crecido de manera exponencial, posicionándose como la categoría de insecticidas más utilizada a nivel mundial. Los neonicotinoides son aplicados en agua para posteriormente ser absorbidos por la raíz de la planta en desarrollo. Una vez que se impregna la sustancia, se encuentra en el tejido vascular y en las hojas del cultivo, proporcionando la protección contra los insectos herbívoros. No obstante, los cultivos solo absorben el 5% del neonicotinoide, mientras que el 95% restante se encuentra disperso en el ambiente; provocando además efectos nocivos para la salud y contaminando el ambiente. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria [EFSA], en el año 2013 realizó investigaciones y 1,500 estudios científicos, donde alerta que los insecticidas neonicotinoides representan un riesgo para las abejas silvestres. La Unión Europea aprobó la prohibición de tres tipos de neonicotinoides (imidacloprid, clotianidina y tiametoxan), además del insecticida fipronil. Este análisis buscó eliminar la utilización de insecticidas químicos, produciendo compuestos orgánicos, contribuyendo a la disminución y control de plagas agrícolas. Se identifica que la gran problemática del uso de los neonicotinoides es que la abeja al ir contaminada de dicha sustancia infecta al panal completo, provocando la muerte de las mismas a largo plazo, situación que pone en riesgo el equilibrio de la supervivencia humana, por esta razón los agricultores y los gobiernos responsables de regulaciones y políticas, juegan un papel fundamental en las restricciones de prácticas perjudiciales al medio ambiente y protección de los polinizadores.
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